¿Nunca
les ha pasado que se encuentran saturados por haber escuchado a los mismos
grupos una y otra vez hasta que nada parece sacarlos de ese sentimiento de hastío
en el que se han sumergido? ¿Que sienten que ya lo han escuchado todo y
necesitan algo que, de la nada, los “despierte” de ese estado de aburrimiento?
A mí me había pasado hace ya casi cuatro meses hasta que me topé con esta
maravilla de los alemanes Rage –grupo
trabajador y de nivel donde los haya-, el poco conocido End of All Days. Si ustedes
son como yo y están buscando un álbum que de verdad se apodere de ustedes, los
inmersa en un headbanging brutal y se
vuelva su compañero durante mucho tiempo, no busquen más que este trabajo de
los Peavy es un trabajo fenomenal y de los que ya no se hacen.
Rage son
ese tipo de banda en la línea de Saxon,
Overkill o Motörhead: agrupaciones que, sin alardes o polémicas, han sabido
construir y cimentar carreras duraderas que han dejado una buena cantidad de
álbumes de un alto nivel. Y los de Rage son
un combo que nunca ha tenido el crédito merecido y que siempre ha abogado por
progresar en sus carreras a través de buen Metal.
Los germanos no la tuvieron fácil al haber sido coetáneos generacionales de
entes como sus paisanos Power de Helloween, Blind Guardian, Grave Digger
y Running Wild o sus hermanos más
agresivos como Kreator, Sodom, Tankard y Destruction. A pesar de la poca recepción en un estrato
internacional, el aplomo y la calidad de la agrupación de Peavy Wagner
–vocalista, bajista, compositor, corazón, riñones y pulmones de la banda- no
puede ser debatido y en pleno apogeo de las corrientes menos propensas al Metal de corte más clásico como fueron
los 90s, éstos caballeros se sacaron de la manga este poderoso End of All Days tras una seguidilla
magnífica de álbumes como The Missink
Link, Trapped! y Black In Mind.
La
alineación fue la misma que hizo el Black
In Mind en 1.995 y podemos atestiguar que el grupo se hallaba en un estado
de forma envidiable con los Efthimiadis en la guitarra y en la batería, además
de Sven Fischer en las otras seis cuerdas. Lo que hace realmente brillante a
este álbum –y a Rage, para esos
efectos- es la habilidad nada desdeñable de abarcar diferentes estilos de
canciones y diferentes experimentaciones sin jamás perder esa identidad y
esencia de Metal de la vieja escuela
que es tan característica en la banda. Se mueven por todos lados, pero sabemos
de dónde vienen, por así decirlo. End of All Days tiene material para
todos los gustos y supone un álbum un tanto olvidado en el gran espectro del Metal en una época donde se fraguaba una
evolución masiva de múltiples vertientes en el género y muchos grupos, muchos tremendos grupos, no contaron con la
difusión necesaria. Los de Rage entran
en la categoría expuesta, pero que nadie se equivoque, ¿eh? Éste álbum puede
mirar de tú a tú a muchos álbumes de las vacas sagradas y salir bastante bien
parado.
El
estilo de estos alemanes se ha convertido en una debilidad personal de un
servidor con esa propuesta donde mixturan el lado más contundente del género
con melodías que se quedan en tu cabeza y con un Peavy que se muestra flexible
en las vocales, pero sin perder esa tonalidad tosca tan de él. Sin adentrarnos
mucho en el álbum, el puñetazo en la cara que supone Under Control como corte de apertura es la prueba fidedigna de que
aquí no estamos tratando con ningunos segundones o los típicos Helloween
wannabes que tanto pululan por Europa; estamos tratando con unos músicos
experimentados y que han aprendido a través del fallo y el error para hacer
obras de este nivel. La canción es
vertiginosa, poderosa, pesada y con melodías vocales que engancharán a los más
escépticos con el grupo; en esencia, Rage
encapsulado en cuatro minutos intensos y viscerales. El tándem de
guitarras fue un valor agregado a un grupo que hasta Black In Mind operaba con un solo seis cuerdas y le otorgó al grupo
(más) contundencia.
Un
clásico de la era moderna del grupo en Higher
Than The Sky: una de las composiciones más comerciales del álbum, pero que
integra riffs bastante buenos y un coro pegajoso como pocos. Este grupo siempre
ha tenido mucha influencia del Speed
Metal e incluso un poco del Thrash,
pero aquí se denotan poderosamente sus raíces de Power Metal germano. Menos velocista y con más énfasis en los riffs
se muestra Deep in the Blackest Hole con
un Peavy empleando la flexibilidad señalada en sus vocales y con el binomio de
guitarristas ejecutando un set de melodías bastante bueno para erigir una
canción gozadora como pocas. End of All Days tiene catorce canciones
y tal vez eso pueda parecer pesado, pero la realidad es que escucharlo en un
momento de tranquilidad se hace bastante sencillo y es un álbum de fácil
escucha sin muchas florituras de sus autores –hacen canciones efectivas y de
calidad sin alardes técnicos.
El
tema título tal vez baja un poco el nivel a mi criterio; no sé, siempre la he
visto un poco repetitiva, pero ése soy yo. De todas maneras, es una pieza
rápida en la línea de Higher Than The Sky
en su estructura de riffs pegajosos y un estribillo que se queda clavado en
la cabeza de uno. Reconozco que Visions,
por el otro lado, es una debilidad personal con su cambio constante de ritmos,
un Peavy imperial y unas guitarras que parecen alternarse entre los riffs rompe
cráneos y la elasticidad melódica de otros pasajes del álbum. Una canción más Power Metal y con un porte tal vez más
alegre que las canciones previas, pero sin perder el punto de lo que es Rage. Como dije al comienzo de la
entrada, la banda no está exenta de darse sus momentos de variedad y en Desesperation atestiguamos una
cuasi-balada de los germanos, aún con su dosis sana de riffs afilados en
algunas partes de la canción.
Voices From The Vault es
más atmosférica que las canciones previas en su comienzo para posteriormente
convertirse en un Heavy Metal clásico
reminiscente a Accept –al menos para
mí porque varios conocidos me han dicho que no lo ven el parecido a sus
paisanos- que, a mis oídos, tal vez es la más débil hasta el momento del álbum.
Me parece que nunca termina de despegar. El nivel sigue manteniéndose alto con Let The Night Begin, una pieza similar a
la previa pero más gozadora, en mi opinión, aunque es tal vez durante el intermedio
donde el trabajo flaquee un poco. Uno de
los puntos altos es con los ritmos más de ultratumba de Fortress, donde podemos escucharlos dejando de lado la velocidad y
la premura para enfocarse más en el feeling
y en atrapar al oyente con los tremendos guitarristas que se gastan y un
Peavy cargando el peso de la composición. Un tema que debe ser escuchado
para contemplar a Rage fuera de su
elemento y haciéndolo de muy buena manera.
¿Extrañaban
la energía y la esencia Speed de
estos muchachones? Pues Frozen Fire iguala
la agresividad de Under Control y es
una composición ávida de hacer headbanging
en un concierto lleno de metaleros borrachos. Peavy muestra su lado más
pendenciero y ruge como un león arrecho; por el otro lado, el baterista se faja
con el doble bombo y las guitarras hacen un trabajo bastante típico yendo por
la yugular, pero siendo efectivos en el proceso. Manteniéndose en la estela más pesada de su propuesta, Talking To The Dead hace una ínfima
mezcolanza de la brutalidad de sus cortes más brutos con los más melódicos para
tener como producto final una canción brillante y de las mejores del álbum.
Más
y más tralla con estribillos memorables en la forma de la resoluta Face Behind The Mask, que es una canción
similar en conceptos a Visions o el
tema título. Una de las más hímnicas del End
of All Days es Silent Victory con
unas vocales bastante buenas de Peavy y unas guitarras que determinan el andar
de la canción de manera brillante para desembocar en un coro que, a mi
criterio, tal vez sea un poco predecible. Esta magnífica demostración de Metal en todo el sentido de la palabra
termina con mucha clase; Fading Hours es
una tenue balada de piano que evoluciona en un final épico y memorable que
haces las veces de epílogo para nosotros tras habernos adentrado en el viaje de
uno de los trabajos olvidados de los 90s y que debería ser revisitado por
cualquiera que desee escuchar Metal de
nivel.
End
of All Days es un buen álbum.
Muy
bueno. Tal vez hasta es fantástico. Su fortaleza es que las composiciones son
un seguro de vida; Rage y sus
miembros varían en la propuesta, pero siempre conscientes de qué ofrecer y qué
desean sus oyentes. Son una banda que,
como dije previamente, no se distraen con florituras ni nada por el estilo; lo
suyo es proveer a sus fans de un producto sólido y con contenido, cosa que es,
sin ninguna duda, este trabajo que debería ser mucho más valorado. Como sus
creadores. Pero bueh, más para nosotros, ¿no es así?
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