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viernes, 18 de marzo de 2016

Crítica: Rage – End of All Days



¿Nunca les ha pasado que se encuentran saturados por haber escuchado a los mismos grupos una y otra vez hasta que nada parece sacarlos de ese sentimiento de hastío en el que se han sumergido? ¿Que sienten que ya lo han escuchado todo y necesitan algo que, de la nada, los “despierte” de ese estado de aburrimiento? A mí me había pasado hace ya casi cuatro meses hasta que me topé con esta maravilla de los alemanes Rage –grupo trabajador y de nivel donde los haya-, el poco conocido End of All Days. Si ustedes son como yo y están buscando un álbum que de verdad se apodere de ustedes, los inmersa en un headbanging brutal y se vuelva su compañero durante mucho tiempo, no busquen más que este trabajo de los Peavy es un trabajo fenomenal y de los que ya no se hacen.

Rage son ese tipo de banda en la línea de Saxon, Overkill o Motörhead: agrupaciones que, sin alardes o polémicas, han sabido construir y cimentar carreras duraderas que han dejado una buena cantidad de álbumes de un alto nivel. Y los de Rage son un combo que nunca ha tenido el crédito merecido y que siempre ha abogado por progresar en sus carreras a través de buen Metal. Los germanos no la tuvieron fácil al haber sido coetáneos generacionales de entes como sus paisanos Power de Helloween, Blind Guardian, Grave Digger y Running Wild o sus hermanos más agresivos como Kreator, Sodom, Tankard y Destruction. A pesar de la poca recepción en un estrato internacional, el aplomo y la calidad de la agrupación de Peavy Wagner –vocalista, bajista, compositor, corazón, riñones y pulmones de la banda- no puede ser debatido y en pleno apogeo de las corrientes menos propensas al Metal de corte más clásico como fueron los 90s, éstos caballeros se sacaron de la manga este poderoso End of All Days tras una seguidilla magnífica de álbumes como The Missink Link, Trapped! y Black In Mind.

La alineación fue la misma que hizo el Black In Mind en 1.995 y podemos atestiguar que el grupo se hallaba en un estado de forma envidiable con los Efthimiadis en la guitarra y en la batería, además de Sven Fischer en las otras seis cuerdas. Lo que hace realmente brillante a este álbum –y a Rage, para esos efectos- es la habilidad nada desdeñable de abarcar diferentes estilos de canciones y diferentes experimentaciones sin jamás perder esa identidad y esencia de Metal de la vieja escuela que es tan característica en la banda. Se mueven por todos lados, pero sabemos de dónde vienen, por así decirlo. End of All Days tiene material para todos los gustos y supone un álbum un tanto olvidado en el gran espectro del Metal en una época donde se fraguaba una evolución masiva de múltiples vertientes en el género y muchos grupos, muchos tremendos grupos, no contaron con la difusión necesaria. Los de Rage entran en la categoría expuesta, pero que nadie se equivoque, ¿eh? Éste álbum puede mirar de tú a tú a muchos álbumes de las vacas sagradas y salir bastante bien parado.

El estilo de estos alemanes se ha convertido en una debilidad personal de un servidor con esa propuesta donde mixturan el lado más contundente del género con melodías que se quedan en tu cabeza y con un Peavy que se muestra flexible en las vocales, pero sin perder esa tonalidad tosca tan de él. Sin adentrarnos mucho en el álbum, el puñetazo en la cara que supone Under Control como corte de apertura es la prueba fidedigna de que aquí no estamos tratando con ningunos segundones o los típicos Helloween wannabes que tanto pululan por Europa; estamos tratando con unos músicos experimentados y que han aprendido a través del fallo y el error para hacer obras de este nivel. La canción es vertiginosa, poderosa, pesada y con melodías vocales que engancharán a los más escépticos con el grupo; en esencia, Rage encapsulado en cuatro minutos intensos y viscerales. El tándem de guitarras fue un valor agregado a un grupo que hasta Black In Mind operaba con un solo seis cuerdas y le otorgó al grupo (más) contundencia.

Un clásico de la era moderna del grupo en Higher Than The Sky: una de las composiciones más comerciales del álbum, pero que integra riffs bastante buenos y un coro pegajoso como pocos. Este grupo siempre ha tenido mucha influencia del Speed Metal e incluso un poco del Thrash, pero aquí se denotan poderosamente sus raíces de Power Metal germano. Menos velocista y con más énfasis en los riffs se muestra Deep in the Blackest Hole con un Peavy empleando la flexibilidad señalada en sus vocales y con el binomio de guitarristas ejecutando un set de melodías bastante bueno para erigir una canción gozadora como pocas. End of All Days tiene catorce canciones y tal vez eso pueda parecer pesado, pero la realidad es que escucharlo en un momento de tranquilidad se hace bastante sencillo y es un álbum de fácil escucha sin muchas florituras de sus autores –hacen canciones efectivas y de calidad sin alardes técnicos.

El tema título tal vez baja un poco el nivel a mi criterio; no sé, siempre la he visto un poco repetitiva, pero ése soy yo. De todas maneras, es una pieza rápida en la línea de Higher Than The Sky en su estructura de riffs pegajosos y un estribillo que se queda clavado en la cabeza de uno. Reconozco que Visions, por el otro lado, es una debilidad personal con su cambio constante de ritmos, un Peavy imperial y unas guitarras que parecen alternarse entre los riffs rompe cráneos y la elasticidad melódica de otros pasajes del álbum. Una canción más Power Metal y con un porte tal vez más alegre que las canciones previas, pero sin perder el punto de lo que es Rage. Como dije al comienzo de la entrada, la banda no está exenta de darse sus momentos de variedad y en Desesperation atestiguamos una cuasi-balada de los germanos, aún con su dosis sana de riffs afilados en algunas partes de la canción.

Voices From The Vault es más atmosférica que las canciones previas en su comienzo para posteriormente convertirse en un Heavy Metal clásico reminiscente a Accept –al menos para mí porque varios conocidos me han dicho que no lo ven el parecido a sus paisanos- que, a mis oídos, tal vez es la más débil hasta el momento del álbum. Me parece que nunca termina de despegar. El nivel sigue manteniéndose alto con Let The Night Begin, una pieza similar a la previa pero más gozadora, en mi opinión, aunque es tal vez durante el intermedio donde el trabajo flaquee un poco. Uno de los puntos altos es con los ritmos más de ultratumba de Fortress, donde podemos escucharlos dejando de lado la velocidad y la premura para enfocarse más en el feeling y en atrapar al oyente con los tremendos guitarristas que se gastan y un Peavy cargando el peso de la composición. Un tema que debe ser escuchado para contemplar a Rage fuera de su elemento y haciéndolo de muy buena manera.

¿Extrañaban la energía y la esencia Speed de estos muchachones? Pues Frozen Fire iguala la agresividad de Under Control y es una composición ávida de hacer headbanging en un concierto lleno de metaleros borrachos. Peavy muestra su lado más pendenciero y ruge como un león arrecho; por el otro lado, el baterista se faja con el doble bombo y las guitarras hacen un trabajo bastante típico yendo por la yugular, pero siendo efectivos en el proceso. Manteniéndose en la estela más pesada de su propuesta, Talking To The Dead hace una ínfima mezcolanza de la brutalidad de sus cortes más brutos con los más melódicos para tener como producto final una canción brillante y de las mejores del álbum.

Más y más tralla con estribillos memorables en la forma de la resoluta Face Behind The Mask, que es una canción similar en conceptos a Visions o el tema título. Una de las más hímnicas del End of All Days es Silent Victory con unas vocales bastante buenas de Peavy y unas guitarras que determinan el andar de la canción de manera brillante para desembocar en un coro que, a mi criterio, tal vez sea un poco predecible. Esta magnífica demostración de Metal en todo el sentido de la palabra termina con mucha clase; Fading Hours es una tenue balada de piano que evoluciona en un final épico y memorable que haces las veces de epílogo para nosotros tras habernos adentrado en el viaje de uno de los trabajos olvidados de los 90s y que debería ser revisitado por cualquiera que desee escuchar Metal de nivel.

End of All Days es un buen álbum. Muy bueno. Tal vez hasta es fantástico. Su fortaleza es que las composiciones son un seguro de vida; Rage y sus miembros varían en la propuesta, pero siempre conscientes de qué ofrecer y qué desean sus oyentes. Son una banda que, como dije previamente, no se distraen con florituras ni nada por el estilo; lo suyo es proveer a sus fans de un producto sólido y con contenido, cosa que es, sin ninguna duda, este trabajo que debería ser mucho más valorado. Como sus creadores. Pero bueh, más para nosotros, ¿no es así?

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