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miércoles, 7 de febrero de 2018

Cine: ¿Por qué la nueva trilogía de Star Wars es un fracaso?

Normalmente, en lo que tiene que ver con música, películas o libros tiendo a ser un hombre de dar muchas oportunidades. Me gusta ser maravillado y en muchas ocasiones estoy dispuesto a reconocer que el problema soy yo y no el producto como tal; una prueba de ello es que hay libros, películas y álbumes que no me gustaron en una época y que ahora me encantan. Siempre he sentido que debe haber espacio para una segunda, tercera y hasta una cuarta oportunidad.

No sentí eso con esta nueva trilogía de Star Wars.

Cuando anunciaron que Disney compró los derechos de la franquicia y que iban a hacer una continuación a la caída del Imperio Galáctico, debo decir que me dio curiosidad, pero no me sentí muy emocionado con la noticia. La historia original había terminado tan bien y las precuelas, aunque lejos de ser perfectas, habían logrado expandir las dimensiones de la mitología de Star Wars.

¿Había realmente alguna necesidad de una continuación de esta legendaria franquicia?

Claro que no. Solo tienes que ver estas dos películas para olfatear ese aroma de avaricia y de tratar de exprimirle dinero a una franquicia que, saquen obras maestras o saquen basura, va a seguir siendo un fenómeno mundial. Star Wars está tan entrelazado con la cultura popular que es casi imposible que una película con su nombre no vaya a ser exitosa.

Aun así, la falta de necesidad de estas películas o el deseo de aprovecharse de la marca no justifica que el material sea malo. Entonces, ¿por qué esta trilogía es un fracaso? Voy a explicar los motivos que para mí dejan en claro cómo este proyecto de Disney ha sido un bodrio absoluto:

El contexto.


Algo que creo que los productores de esta trilogía no consideraron es que ya hemos visto SEIS películas de este universo, divididas en dos historias. En la saga principal tenemos la lucha del Imperio Galáctico contra la Resistencia mientras que las precuelas lidian con algo un poco más complejo, que es la caída en desgracia de la República Jedi para hacer camino al Imperio de los Sith.

En esta trilogía hemos regresado a la batalla entre el Imperio de los Sith y la Resistencia (*bostezo*). Lo siento, pero todos sabíamos de antemano que estas tres películas no iban a ser mejores que las originales, así que, ¿por qué tratar de revivir un concepto que ya conocemos y que nos han presentado de mejor manera en el pasado?

El Imperio Galáctico ha caído; no hay necesidad de presentarlo una vez más en la forma de la Primera Orden porque esa primicia está desgastada. Creo que hubiera sido mucho más interesante mostrar una nueva sociedad con diferencias marcadas a la República puesto que los Jedi están casi extintos. Esto le hubiera dado a esta trama su propia personalidad, como una suerte de sociedad descentralizada que se ve amenazada por los remanentes del Imperio Galáctico y Kylo Ren como una especie de Mesías Sith (tranquilos, tengo mucho “amor” para el pequeño Kylo en una parte de este análisis).

No sé ustedes, pero el concepto de un Lord Sith viajando de planeta en planeta, ganando adeptos a su causa y propagando las enseñanzas olvidadas del lado oscuro y de su maestro, como una suerte de impío profeta, mientras nos presentan una nueva República sin la centralización en los Jedi, me parece un contexto mucho más fresco y nuevo que esto que nos ofrecieron.

Tengo amigos que me han dicho que este contexto se debe a las malas críticas que recibieron las precuelas y el hecho de que la nueva trilogía viene después de los hechos de la principal, sin mencionar lo que dije al principio: que solamente están buscando hacer dinero y no se esforzaron mucho en la idea. Puedo comprar eso hasta cierto punto, pero nada de lo anterior justifica la sensación de refrito que gran parte de estas películas genera.

Rey.


Voy a decirlo sin tapujos: Rey existe en el universo de Star Wars solo porque es mujer. Punto. Nada más ni nada menos. Para tener una protagonista y Jedi femenina. Y agregaré otra cosa: me atrevería a decir que ese fin la ha convertido en un personaje que puede llegar a ser ofensivo para las mujeres.

Para entender esto que acabo de decir, es importante que volvamos a los dos protagonistas de las trilogías previas: Luke y Anakin Skywalker. Luke era un joven que quería aventuras, que quería hacer lo correcto y que en el camino encontró muchas dudas y dificultades; Anakin era un joven inestable y resentido que quería proteger a sus seres queridos y fue corrompido en el proceso. ¡No tenemos nada de esto con Rey! ¿Cuál es su personalidad? ¿Qué es lo que ella quiere? ¿Cómo está segura de la bondad de los Jedi y de la maldad de lado oscuro? Su solo propósito en estas películas es ser una mujer para mostrar “diversidad”, como en muchas de las tendencias progres que imperan en el mundo moderno como los infinitos tipos de muertes. Pero desvarío.

Hay quienes me dirán que las mujeres son tan capaces en todo como los hombres. Por supuesto, eso no lo discuto. Tampoco rechazo la noción de que Star Wars pueda tener a una mujer como protagonista; lo que estoy en contra es de dos cosas: de mala creación de personajes y de aprovecharse de ciertas características para alegar una hipócrita “diversidad”.

Y aun así, las mujeres y los hombres no somos iguales. Ni siquiera nuestras genéticas lo son. Nuestras formas de ver la vida son diferentes y los retos que tenemos en ellas también lo son: las mujeres tienen que pasar por muchas cosas y por muchas sensaciones por las que los hombres no pasamos. Pero con Rey no vemos ninguno de estos elementos distintivos; podríamos cambiar a su personaje por un hombre y gran parte de la historia sería igual y eso está muy mal. Hubiera sido interesante agregar elementos diferentes de los Jedi femeninos a los masculinos o simplemente darle una personalidad en donde pueda mostrar rudeza, fragilidad, odio, amor y demás como todo ser humano, especialmente como mujer.

También está el tema de lo que llamo su “potencial oculto” y que los guionistas han manejado tan pobremente. Han tratado de retratar a Rey como una Jedi de poder ilimitado y que puede vencer a cualquiera en un arrebato cuando casi no ha entrenado. Sí, Luke tenía mucho potencial, pero nunca fue capaz de vencer a Sidious o a Vader. Sí, Anakin era el elegido, pero incluso él, tras años de entrenamiento y pasarse al lado oscuro, no pudo vencer a Obi-Wan y casi muere en el intento. Pero Rey sí es una genio que puede tomar un sable de luz por primera vez y derrotar a un Sith que tiene años de entrenamiento. No me jodas.

Rey es un personaje cuyas acciones se basan en simplemente en hacer lo correcto, pero no hay un sentido de individualismo que Luke y Anakin sí tuvieron. Y eso, en términos de creación y desarrollo de personajes, está muy mal.

Falta de riesgos.


Tal como dije al principio, la idea detrás de esta trilogía era revivir –usemos ese término para ser por lo menos educados- el espíritu de las películas originales. Podemos discutir si eso era algo bueno o no; lo que no se puede debatir es que quedarse solamente con ese concepto y jugar a lo seguro es una mala idea.

Esto es el fallo con esta trilogía, que está un poco relacionado con el primer punto pero que no es exactamente lo mismo: la falta de decisiones arriesgadas, de innovar un poco. Hay quienes me dirán que la muerte de Han Solo fue una jugada arriesgada y yo les digo que no lo es cuando consideramos que esto es un ritual en cada trilogía para pasar el testigo a la nueva generación, como lo fue la muerte de Obi-Wan en Una Nueva Esperanza y la de Qui-Gon en La Amenaza Fantasma. Incluso eso fue un refrito.

No estoy pidiendo que reinventen la rueda; el universo de Star Wars posee ciertas idiosincrasias que siempre queremos ver en sus entregas. Pero incluso las precuelas tenían su propia identidad, como los elementos políticos y el resentimiento in crescendo de Anakin, dándole al rol del protagonista una dinámica más inestable y peligrosa. Que gusten o no gusten es un tema que dejo al criterio de cada lector, ero el deseo de tratar algo diferente está ahí, siendo casi palpable.

Incluso se puede notar la falta de riesgos en las escenas de combate. La escena entre Luke y Kylo Ren en El Último Jedi es un ejemplo perfecto de mala narración: Luke Skywalker muriendo por haber usado todo su poder para crear una copia de sí mismo es una imagen mucho más débil que él muriendo por la mano de Kylo Ren, su otrora alumno, tras un intenso y memorable combate.

No sé si es por diseño, no sé si es por la influencia de Disney, pero eso se siente como una versión amigable de la franquicia, con productores temerosos de tomar decisiones duras y efectivas. Otro claro ejemplo de lo que estoy tratando de decir es la escena de Leia flotando en el espacio en El Último Jedi; literalmente rodé los ojos con lo cursi de la escena, todo para mantenerla viva en la historia.

Toda forma de arte necesidad libertad para ir a dónde la canción, las palabras o la historia la lleve; los riesgos son una consecuencia inherente e inevitable si se está siendo sincero con lo que uno ve y con lo que uno percibe. Es por eso que respeto mucho más a las precuelas que a esta trilogía: trataron de hacer las cosas diferentes aquí simplemente estuvieron muy asustados para ello. Y el miedo en el arte no sirve.

Snoke.


Lo de Snoke fue una de las cosas más decepcionantes que he visto en cualquier franquicia de cine (y ni siquiera es la mayor decepción de esta trilogía). Es, en esencia, aquel dicho de tanto nadar para morir en orilla: algo infructuoso y sin sentido.

Me es complicado el simple hecho de fundamentar y explicar las razones por las que este antagonista fue tan poco efectivo, pero creo que todo se reduce al hecho de que es una mera copia de Darth Sidious. Como el original villano anciano ya no está para sembrar terror y muerte en la galaxia, los guionistas crearon a Snoke y debo decir que es un fracaso estrepitoso porque no tiene ningún atisbo de personalidad y maldad que lo haga interesante de verdad. Es solo una copia patética de Darth Sidious.

No solo se trata de tener protagonistas convincentes, sino antagonistas convincentes. No siempre deben ser retratados como villanos o como seres de abundante maldad –después de todo, el bien y el mal muchas veces están sujetos a la interpretación humano y eso contribuye a que la narración sea mucho más rica-, pero en el caso de que se busque establecer un antagonista que entre en el segundo caso, entonces no busques repetir lo que has hecho. Es un problema recurrente de esta trilogía que ya he dicho hasta el hartazgo.

Snoke apareció y murió sin ningún tipo de impacto en la historia o en nuestra memoria. Solo está sentado en su trono, como Darth Sidious lo estuvo, pero sin nada del ingenio y la palpable maldad que caracterizaba al otrora Canciller Palpatine. Sin mencionar el hecho de que sus orígenes no terminaron de ser explicados y eso deriva en que nunca nos sentimos totalmente convencidos con su aparición; no pido que dediquen gran parte de la película en eso, pero una explicación un poco más fundamentada hubiera venido bien.

En fin, un antagonista descafeinado para una trilogía sin encanto. Pero eso no lo hace lo peor de la trilogía. Ni siquiera cerca. Porque en este caso he dejado lo peor para el final. Y creo que muchos de ustedes ya saben a qué (o a quién) me refiero.

Kylo Ren.


Kylo, Kylo, Kylo… ¿Por dónde empezar contigo?

Mi problema con Kylo Ren no es solo el hecho de que lo derrotó una mujer que nunca había empuñado un sable de luz en su vida. Mi problema con Kylo Ren no es solo el hecho de que su casco y atuendo es una copia ofensiva de Darth Vader. Mi problema con Kylo Ren no es solo el hecho de que sus ataques de ira se parecen más a los de un niño que llora porque le dieron ensalada en su cena. Mi problema con Kylo Ren no es solo hecho de que el semblante lastimero del actor me provoca patearlo cada vez que lo veo.

No, mi problema con Kylon Ren, lo que realmente me frustra y me harta de él, es que tenía demasiado potencial y no hay nada que odie más en este mundo que el potencial desperdiciado.

La historia de su origen me encantó: el hijo de Leia y Han que fue aprendiz de Luke y que terminó en el lado oscuro. Genial, se mantiene la corruptibilidad del clan Skywalker y se le da una entrada genial al retorno de los Sith. Todo lo que vino después fue una porquería sin miramientos.

Kylo Ren es todo lo que está mal con esta trilogía desde cualquier punto de vista: casting, desarrollo de personaje, imponencia (Darth Maul era mil veces más imponente que él y nunca dijo ni una sola palabra) y en cuanto a lo memorable. Porque al final de todo, una historia y tiene que tener personajes que recordemos. Kylo Ren no es memorable; es un personaje que exude debilidad, flaqueza y que no tiene ningún tipo de encanto para el espectador.

Yo ya expuse mi idea de lo que se pudo haber hecho con el concepto del retorno de los Sith y el rol de Kylo en esa resurrección; me parece una forma muy buena de presentarlo al público, de que pueda hacer alarde de sus capacidades y de poco a poco asentarse como una figura de temer y como un líder militar. Eso hubiera servido para enaltecer a su personaje y darle conquistas. Porque Kylo Ren no tiene ninguna victoria; lo único que pudo lograr fue matar a su padre y lo hizo porque Han estaba tan emocionalmente descubierto que su guardia estaba baja; en combarte abierto no estoy tan seguro que lo hubiera logrado.

Puedo entender que no quieran mostrarlo como un monstruo, pero eso es parte del problema: Kylo Ren era la oportunidad para consolidar a un antagonista con un genuino conflicto de identidad, pero que también fuera fuerte y que reviviera la oscura grandeza de los Sith. Ni uno ni lo otro. En lugar de eso tenemos a un niño débil y malcriado cuyos arrebatos de ira solamente destrozan cosas (dista demasiado de los tiempos en los que Anakin masacraba pueblos enteros por la muerte de su madre).

Su personaje no tiene impacto, no tiene profundidad y ni siquiera tiene la crudeza, la intensidad, que debe tener un individuo con tanto resentimiento y resentimiento dentro de sí mismo; debería ser una bomba de tiempo propensa a matar en momentos de duda cuando no planeaba hacerlo y con un cierto grado a la crueldad por las enseñanzas de los Sith. Es por eso que el personaje de Anakin, especialmente en La Venganza de los Sith, siempre me ha parecido tan bueno: su transformación no fue solo humana y brillante, sino que dio cabida a algunos momentos perturbadores como la matanza de los niños en la academia Jedi (aunque ahí admito que le faltó muñeca a George Lucas para mostrar parte de eso, pero supongo que tampoco iban a dejar que mostraran eso en todo el mundo, supongo).

Kylo Ren fue una oportunidad totalmente desperdiciada y que ha dañado toda la trilogía hasta el punto de hacerla virtualmente irrecuperable; hemos llegado al punto en donde la última película va a ser la lucha entre una protagonista sin ningún tipo de personalidad y un antagonista cuyo mejor truco es romper maquinaria cuando le da un berrinche. Qué época para estar vivos, ¿no es así?

Tal vez estoy siendo un poco duro. Después de todo, tras tanto hablar de las precuelas, debo reconocer que La Amenaza Fantasma y La Guerra de los Clones distan de ser buenas películas y que La Venganza de los Sith salvó esa trilogía en términos de calidad y de disfrute, más allá de cualquier inventiva o sentido de innovación; existe una posibilidad, por más ínfima que sea, de que la tercera película salve a esta trilogía. Pero no lo creo. Honestamente no lo creo.


Desde mi punto de vista, como todo lo que he escrito aquí, esta trilogía de Star Wars no debería siquiera existir; me parece un esfuerzo innecesario y que mancilla una historia que había cerrado su círculo de seis películas de una manera maravillosa. Pero una vez que aparecieron, debo decir que ha sido un fracaso por una falta de inventiva, del temor a tomar riesgos y nuevos personajes que no tienen ningún tipo de encanto para el espectador; estas dos películas tienen el mismo encanto que un panfleto acerca de los diferentes tipos de enfermedades de transmisión sexual.

La gran lección que se puede tomar con esto es que si una franquicia, por más grande que sea, desea continuar produciendo, entonces siempre debe estar dispuesta a salir de sus propios paradigmas y no temer a tomar decisiones que puedan enfurecer a sus seguidores. Un valiente siempre va a valer mucho más que cien cobardes; esta trilogía de Star Wars parece haber estado constituida por los segundos y no por el primero.