También pueden leer esta crítica en la página llamada El Portal del Metal. La reseña está hecha por el autor TenzaZangetsu, que es el seudónimo de un servidor en dicho página.
¿Trauma? Me suena el nombre, me suena. Siento que he escuchado ese
nombre antes. Lo sé, no tengo dudas. No sé de dónde, pero he escuchado de ellos
antes. Pero supongo que con el pasar de la reseña me acordaré. Si no, ¿para qué
los tengo a ustedes, entonces, mis afables y leales lectores?
Surgidos de las
profundidades de ese hervidero de locura, rabia, intensidad y cólera sonora que
era el movimiento de la Bay Area, aquí tenemos a otros de esos dinosaurios
olvidados por el cruento paso del tiempo. Estos
Trauma -me siguen sonando de algún
lado- representan a una estirpe casi extinta: la del metalero ochentero,
clásico, pendenciero y que vivía esto del Metal
como algo más que un mero estilo de música. Recuerden que los tiempos eran
muy diferentes en esos años: la escena era más intensa y más radical. No
bastaba con solo sonar bien; tenías que desvivirte por esta música y saber
hacer llegar tu mensaje a las masas. Todo comenzaba con un sueño, con una
guitarra en la mano y con una idea; una idea de querer ser el próximo ídolo. Los niños de los 80s ya estaban hartos de
Page, Iommi o los monstruos Progresivos de la década anterior; necesitaban
nuevos monolitos a cuáles venerar, y ahí estaba la New Wave of British Heavy Metal y el posterior movimiento Thrash para satisfacer a un público que
clamaba por nuevos baluartes de la idolatría. Los 80s necesitaban nuevas
respuestas y nuevas expresiones; así nació el concepto más formado y ortodoxo
de nuestro amado Metal.
A principios de los
80s, habían muchas, demasiadas,
bandas que buscaban extender los horizontes musicales del Metal a vertientes más extremas, salvajes y corrosivas. La Bay Area
de San Francisco se convirtió en el epicentro de reunión para todos aquellos
músicos imberbes que amaban el movimiento de la NWOBHM y querían más de eso,
pero con aún más salvajismo; y así nació lo que hoy conocemos como Thrash Metal. En 1.982, nuestros
protagonistas dieron sus primeros pasos en la escena con una colaboración en el
compilatorio de Metal Blade Records, Metal
Massacre II -que incluía grupos de nivelón como Warlord, Overkill y Armored Saint-, con su tema Such a Shame. Hicieron todos los pasos y procesos que conlleva ser una banda en su
etapa de incepción y que no tiene muchos recursos: hacer promoción mediante
volantes, autofinanciar sus instrumentos musicales, tocar en bares por miserias
y abrir por otros grupos. Tocaron en los lugares más transcurridos y
conocidos de esa ciudad e incluso algunos fuera de ellas; The Stone, The
Troubadour o Whisky A Go Go fueron algunos de los recintos en los que tocaron
para hacerse un nombre, por lo menos levemente conocido, en la escena. Ése es el estilo de vida del metalero de
estirpe: trabajar como un esclavo en nombre del Metal más puro y noble. Dios, qué Manowar me salió ese comentario.
Y me sigue sonando este
grupo.
Así continuaron hasta
la publicación de una demo en ese mismo año –demo que contaba con el tema del
compilatorio pero que, extrañamente, no tuvo cabida en la versión original del
trabajo. Luego de un cambio en la alineación, la banda siguió hasta 1.984
cuando publicaron el debut que tenemos entre manos, Scratch and Scream. Trauma
fueron a la guerra de la Bay Area con las ideas bien claras: ser lo más ruidosos,
salvaje y potente que fuera posible. Este
grupo sabía tocar Heavy Metal y,
aunque la producción bastante defectuosa del álbum no ayuda, también estaba
formado por músicos que sabían una cosa o dos acerca de cómo tocar sus
instrumentos. El debut de estos muchachos de San Francisco es Heavy Metal con muchos toques de los entonces
nacientes estilos del Thrash y el Power Metal. ¿Mucha batería retumbante? ¿Guitarras afiladísimas? ¿Un vocalista que
suelte chillidos inconmensurables? ¿Una portada de estilo primitiva, oscura e
intrigante? El Scratch and Scream de Trauma te lo tienen asegurado.
Al mal tiempo, buena
cara, como dicen; eso pareciera que están diciendo al abalanzarse contra el
oyente con ese martillazo sonoro que es The
Day All Hell Broke Loose -un temazo explosivo de Speed Metal chillón y abrasivo. El baterista Kris Gustofson golpetea su kit de batería como si no
hubiera un mañana, las guitarras son muy deudoras del movimiento Thrash que comenzaba a dar señales de
identidad y el vocalista, Donny Hillier, es un Halford alocado y sin amaestrar;
uno de esos tantos vocalistas de la época que solo buscaban sonar lo más
salvaje, agudo y alocado que fuera posible. La canción es un vicio total y
les aseguro que la escucharán una y otra vez hasta saberse el más mínimo
detalle de la misma. Una forma muy contundente de presentarse…. THE DAY ALL HELL BROKE LOOSE!!!!! (*la
canta totalmente fuera de tono a todo pulmón*)
Bajan un poco las
revoluciones –que nos iban a matar si seguían así- con Bringin’ the House Down, una pieza muy deudora de la NWOBHM y con
cierto tufo del Kill ‘em All de Metallica en el estilo de las guitarras
y con un estribillo 100% hecho en los 80s; una de esas canciones que, aunque
buenísimas, nos dejan entrever que la banda tiene mucho de otras agrupaciones.
Eso no evita que disfrutemos con su trabajo y aquí las guitarras son bastante gozadoras,
siendo complementadas por Hillier que trata de llevar sus vocales a la estratosfera.
Recordándonos a los Judas Priest más
clásicos del Screaming for Vengeance,
I Kill for Less -me encanta ese
título, por cierto- es un medio tiempo que trasladará a los más veteranos de
mis lectores a tiempos más sencillos y disfrutables. Es una canción muy Heavy, muy hímnica, y con unos solos de
guitarra que oscilan entre el Metal
clásico de Priest o Accept con lo que estaban cocinando Metallica, Metal Church e incluso Slayer
por esos años. Todo Scratch and Scream tiene un sonido añejo que realmente captura lo
que era 1.984 en lo que a música pesada se refiere.
El tema título es uno
de los platos fuertes de la cuestión con su estructura musical un poco más
aventurera y con muy buenas melodías; recomiendo la versión remasterizada del
trabajo para realmente apreciar las composiciones de esta obra. Es una canción
donde las guitarras -como en casi todo el trabajo, siendo sinceros- tienen
mucho protagonismo y el baterista, Gustofson, sigue haciendo de las suyas –realmente
le da otra dimensión sonora a todo el álbum. Es una de las piezas más atractivas del disco y que realmente merecen
ser escuchadas; oído a cómo el solo de guitarra, tan caótico y melódico, se
entrelaza con el estribillo para llegar al zenit de la canción. Hermosa
locura musical.
Y
aún sigo pensando en dónde los he escuchado…
Trauma
no son solo Metal duro y
preponderante, sino que también tienen espacio para melodías más obvias como
las que se presentan en The Warlock.
Un tema que inicia con una cierta aura ominosa a lo Black Sabbath y que luego transmuta en un Speed Metal primigenio que no deja ni un solo sobreviviente. A diferencia
de los otros temas, éste tiene un cierto fondo melódico. Lay Low retorna un poco más a lo que grupos como Venom, Motörhead, Satan e
incluso Diamond Head pregonaron en
sus trabajos a comienzos de la década pero más americanizados y con una
sensibilidad sonora más afilada –en ciertos momentos me recuerda también al grupo
Burning Starr, pero ésas son cosas
mías.
Con más influencia Sabbath y con un enfoque más melodioso, In The End nos agracia con una introducción
trabajada que va in crescendo hasta
convertirse en un tema muy pero muy influenciado por la banda de Halford y
compañía. Otro tema hímnico con cierto toque Power Metal; y en donde me pregunto cómo hace Donny Hillier para
cantar en un registro tan estridente durante toda la cuestión –pareciera que
sus pulmones no se agotaran. El himno por excelencia del álbum, y de la banda
en general, es We Are Watching You,
donde dejan en las letras el claro mensaje de las intenciones de la banda y se
inspiran para hacer un corte muy Heavy
-casi que puedes imaginar el cuero, las melenas y las Flying V. Hay un pasaje
melódico muy interesante con las guitarras que terminan por convertirse en algo
muy épico y me atrevería a decir majestuoso; me trae ciertos recuerdos a los Rainbow de Ronnie James Dio. Una canción
muy interesante.
La última canción de la
versión original del álbum es Flight of
the Raven y es definitivamente la canción más distintiva de todo el
trabajo; si The Day All Hell Broke Loose
fue una hecatombe de Speed Metal,
entonces esta pieza es un intento (satisfactorio) del grupo por tratar una
fórmula un tanto diferente a la utilizada hasta este momento. Aquí Hillier no
se aleja mucho de sus chillidos, pero le agrega más dramatismo e histrionismo;
trata de cantar más. Los guitarristas entrelazan momentos de genuina melodía y
tranquilidad con la premura y tensión del resto de la obra; como siempre, la
labor del baterista es invaluable para hacer mover a este grupo por tesituras
extremas por esa época. Una de mis canciones predilectas del álbum y de la
banda porque permite variar un poco en un trabajo que es, para todos los
efectos, bastante homogéneo.
El mayor defecto de Scratch and Scream es que surgió en una
época y en un movimiento donde incontables agrupaciones pregonaban el mismo
estilo y con las mismas idiosincrasias; eran simplemente un grupo más en un
vasto océano de peces musicales. Es por
eso que, a pesar de su estatus de álbum de culto, no es visto como una obra
maestra sin reconocimiento o una joya olvidada –es más bien un buen trabajo sin
atención. Eso no evita que este trabajo sea disfrutable o que no sea bueno,
ni muchos menos; pero está falto de esa singularidad que manifiestan los
trabajos de grandes grupos que surgieron en la Bay Area –ustedes saben quiénes
son, no necesito decirles. Lo que todavía me tiene acomplejado es que no sé de
dónde demonios los he escuchado antes…
¡Ah!
¡Ya lo tengo! ¡Por supuesto!
Trauma
es la banda en la que tocó el fallecido Cliff Burton antes de unirse a Metallica. ¡Sabía que había escuchado su
nombre antes! El ya mencionado Burton fue miembro fundador de la banda y estuvo
en la misma por tres años antes de su fichaje por el grupo de Ulrich, Hetfield
y Mustaine. El afamado bajista sólo apareció en la primera demo de la banda y
en la canción del compilatorio de Metal Blade. A pesar de que logró lo que logró con Metallica, siempre me ha dado curiosidad pensar en lo que hubiera
sido de la carrera de Cliff con estos músicos; ciertamente tenían buen hacer y
la sapiencia del bajista –incluso los mismos miembros de Trauma reconocen que era un conocedor de la materia y que les
enseñó mucho- hubiera ayudado a desarrollar su sonido a algo más concreto y con
un poco más de personalidad. Pero jugar al “What if…?” es algo totalmente estéril cuando las posibilidades ya
están sepultadas en el pasado. Hay que aceptar la realidad por cómo es; pero
eso no evita darnos cuenta de que Trauma
y Metallica fueron privados de un
músico bastante especial. La versión remasterizada muestra tres canciones que
fueron grabadas con Burton en forma de demo: la primera es Such A Shame -un Heavy Metal
con mucha influencia del Hard Rock de
los 70s y donde se nota que la banda dio sus primeros pasos en esa vertiente-; la
segunda es una épica experimental llamada We
Are Going Off con mucho tufo a los Deep
Purple setenteros con un bajo distorsionado que impera sobre toda la mezcla
de un tema que se extiende hasta los ocho minutos; y la tercera es una power ballad bastante entretenida
llamada Woman Be Gone donde podemos
escuchar a Hillier en un registro más aflautado y melódico. Sinceramente, las
tres piezas hubiera agregado una variedad considerable al álbum, pero entiendo
que no se agregaran porque pueden pecar de no encajar con la temática tan
metalera del resto del álbum.
Luego de la publicación
de este debut, la banda haría otra demo y se separarían por falta de
repercusión y por carencia de interés de los sellos en ellos. Como es bastante
común, este trabajo se convirtió en una pieza de culto y en un objeto de
coleccionista por las dificultades que se presentaban a la hora de hacerse con
el mismo. Pero con la posibilidad de remasterizar este álbum, el grupo se
reunió y consiguió un contrato bastante importante con un sello de nivel.
Actualmente acaban de publicar este año un segundo álbum, Rapture and Wrath, y están girando para promover dicha obra.
Scratch
and Scream no es una obra maestra ni mucho menos, pero es uno
de esos trabajos que nos traslada a una época distante del Heavy Metal y que nos hace saber, una vez más, la infinidad de
buenas bandas que no atisbaron el menor resquicio de éxito o fama en el enorme
panorama musical. Pero aquí estamos,
¿no? Recordando a un grupo que se tomó 31 años para retornar. Algo bueno habrán
hecho, ¿verdad?
Ahora estoy seguro que a ustedes les
suena el nombre de esta banda, ¿eh?
PD: quien pueda conseguirme fotos de la banda de la época para la entrada, será recompensado con un crédito en la entrada. Lo sé, se están muriendo por eso.
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